lunes, 8 de marzo de 2010

Fracia olvida a los aliados





Sarkozy conmemora el 65º aniversario de la liberación de la capital francesa como un hecho exclusivamente francés

LLUÍS URÍA

La Vanguardia / 26-VIII-2009

París no sería lo que hoy es si el general Von Choltitz no hubiera desobedecido la orden de destruirla
Destruya París". El general Dietrich von Choltitz, comandante del ejército de ocupación alemán en el Gran París, recibió el 22 de agosto de 1944 en su cuartel general del hotel Meurice la orden formal y tajante de Hitler de arrasar la capital francesa y resistir en sus ruinas hasta el último hombre frente al avance imparable de los aliados. Tres días antes, 3.000 policías franceses se habían sublevado y ocupado la Prefectura, donde desde entonces ondeaba desafiante la bandera tricolor, y las fuerzas de la Resistencia habían lanzado esa misma mañana una ofensiva general. Von Choltitz desobedeció.

París no sería hoy lo que es de no haber mediado ese gesto último de humanidad, o de lucidez, de quien sabía que todo estaba definitivamente perdido. La noche del 24 de agosto, una avanzadilla de la II División Blindada del general Leclerc, la célebre compañía integrada por republicanos españoles La Nueve,penetró hasta el corazón de París y al día siguiente lo haría el resto de las fuerzas francesas, en medio del delirio de la multitud. Esa tarde, el general Von Choltitz firmó la capitulación alemana ante el general Leclerc en la sala de billar de la Prefectura de Policía. La estancia ha sido conservada tal cual estaba aquella tarde.

Nicolas Sarkozy, que ayer regresó a París después de tres semanas de vacaciones en la Costa Azul, acudió a la sede de la Prefectura para conmemorar con toda la pompa republicana el 65. º aniversario de la Liberación de París, una fecha de enorme fuerza simbólica en la conciencia francesa. El 24 de agosto de 1944, Francia se desquitó de la traumatizante derrota de 1940 y recuperó la autoestima destruida por la vergüenza del régimen de Vichy.

El presidente francés, siguiendo los pasos de su antecesor - Jacques Chirac fue el primero en hacerlo-,admitió la culpa nacional de la colaboración, que De Gaulle y la Resistencia permitieron expiar. "París liberado, es Francia quien consigue la victoria no sólo contra el ejército de ocupación, sino también sobre ella misma", afirmó ayer Sarkozy, para quien Vichy es símbolo de "deshonor".

"La liberación de París es la victoria de la voluntad nacional guiada por la convicción política de que unida, determinada, Francia tiene los recursos para fozar el curso del destino", añadió.

Sarkozy no se apartó ayer un milímetro de la leyenda nacional forjada por el gaullismo. "París ultrajada, París rota, París martirizada, pero ¡París liberada! Liberada por sí misma, liberada por su pueblo, con el concurso de los ejércitos de Francia, con el apoyo y el concurso de Francia toda entera, es decir, de la Francia que lucha, de la única Francia, de la verdadera Francia, de la Francia eterna", clamó De Gaulle, hizo ayer 65 años, en un célebre discurso pronunciado en el Ayuntamiento, dando cuerpo a un sentimiento que acabaría convirtiéndose en la doctrina oficial.

¿Y los aliados? De Gaulle los olvidó en su discurso de 1944 como ayer lo hizo Nicolas Sarkozy en el suyo, fuera de una velada alusión al Desembarco de Normandía. Es cierto que París fue liberada por el empeño y la obstinación de De Gaulle, que impuso su criterio por la fuerza de los hechos a un Eisenhower determinado inicialmente a rodear la capital para dirigirse directamente hacia el corazón de Alemania.

Pero no es menos cierto que la división del general Leclerc jamás habría entrado en París sin la intervención de los ejércitos aliados. Si París fue liberada sin apenas resistencia fue porque antes, durante tres duros meses, los soldados venidos del otro lado del canal de la Mancha dejaron la piel en la sangrienta batalla de Normandía, en la que 225.600 norteamericanos, británicos y canadienses - además de 240.000 alemanes y cerca de 20.000 civiles franceses-perdieron la vida.

Los españoles que liberaron París

Testigo de la liberación de París

Alfonso Fiscowich, cónsul general de España en París, fue un testigo de excepción de la liberación de la capital francesa en agosto de 1944 por combatientes republicanos españoles de las fuerzas aliadas. El cónsul informó a Madrid de que en el desfile de las tropas que seguían al general De Gaulle en su entrada en París había observado como algunos tanques estaban adornados con banderas republicanas españolas. Fiscowich explicó que algunos carromatos y vehículos habían sido bautizados con nombres evocadores de batallas y hechos de la guerra civil de España, como Guadalajara, Gernika, Brunete, Ebro...

Cuando esos carros de combate y vehículos alcanzaron el Ayuntamiento de la capital francesa se hizo el delirio entre los parisinos. A un valenciano, el teniente Granell, le cupo el honor de mandar la compañía de blindados que llegó a la capital francesa en primer lugar y que estaba integrada en la segunda división blindada del general francés Leclerc.



Los republicanos exiliados en Francia : resistentes o soldados contra el fascismo

Al principio de 1939, cientos de miles de republicanos españoles huyen a Francia ante la progresión de los ejércitos nacionalistas. El éxodo que también incluye a miles de no-combatientes (mujeres, niños, ancianos, enfermos, heridos, etc.) se convierte en una retirada general de la España republicana ante la España nacionalista, una huida ante una represión feroz e implacable, sistemática e inútil. En la España de los vencedores, cualquier comportamiento diferente puede llevar al paredón : ser ateo, tener amigos republicanos, ser maestro o profesor, etc.

El gobierno francés ( Frente Popular de León Blum) se ve desbordado y en un primer momento no sabe cómo reaccionar. Pasarán semanas antes de que lleguen las primeras tiendas, la primera ayuda humanitaria. En condiciones que cuesta imaginar hoy, los españoles refugiados se organizan para no morir de hambre o de frío, vigilados por los militares franceses. Muy lentamente la situación irá mejorando. Los hombres jóvenes españoles se ven proponer entrar en la Legión Extranjera. Luego, después de la derrota francesa de mayo de 1940, se acelera la incorporación de estos refugiados en la industria y agricultura francesa, para sustituir a los hombres prisioneros en Alemania.



Así, en muchos sectores de Francia, los vencidos de la Guerra Civil descubren una nueva vida y un nuevo país pero ocupado por el mismo enemigo que en España : el nazismo, el fascismo. Con mucha lógica, muchos españoles entran espontáneamente en la Resistencia o en las tropas regulares de la Francia Libre.

Los españoles de "la nueve". De entre los miles de republicanos españoles que combatieron con los aliados, sólo unos pocos protagonizarán uno de los episodios más emotivos de la contienda: la liberación de París. Serán varios cientos los que desde las colonias francesas del Norte de África acabarán formando parte de la 2ª División Blindada comandada por el legendario general Leclerc. Su 9ª compañía era conocida como "la nueve" por ser españoles la mayoría de sus miembros. Al frente de ella estaba el capitán Dronne, a quien Leclerc le asignó el mando porque además de hablar español, era capaz de imponer su autoridad a unos hombres que como él mismo señaló en su diario de marcha "inspiraban temor a cualquiera y nadie quería tomar su mando".

Esas mismas tropas que tuvieron su bautismo de fuego en el África colonial francesa se embarcaron en abril de 1944 rumbo a Inglaterra. Allí, tras un periodo de entrenamiento, participarán en junio en el desembarco de tropas aliadas en las playas de Normandía. El éxito del desembarco les permitió avanzar hacia el interior de Francia.

El primer blindado de la División Leclerc que llega al ayuntamiento de París lleva el nombre de Guadalajara y, detrás de él, otros nombres como Teruel, Ebro o Gernika. También que los primeros disparos de las fuerzas aliadas en París los hizo un español, Lozano, desde el tanque Ebro. Y que cuando el general De Gaulle acude a rendir homenaje a la tumba del soldado desconocido es escoltado, entre otros , por varios blindados de la compañía nueve de la Agrupación Billotte, formada por españoles republicanos.



En la calle de Rivolí, frente al número 285, al lado de la plaza de la Concorde, hay varias placas con los nombres de los republicanos españoles muertos por la liberación de Francia y de Europa. durante toda la II Guerra Mundial los republicanos españoles lucharon contra el nazismo en nombre de la justicia, la libertad, la fraternidad, pero ninguno de ellos pudo enarbolar nunca la bandera de su patria, y todos ellos, al terminar la guerra, se encontraron abandonados desamparados, olvidados. Esos olvidados eran Españoles republicanos.

La 9ª compañía destacó prominentemente en el desfile de la victoria a través de París con sus tanques prestos para el combate en el Arc de Triomphe. Continuaron su acción en Mosela y fueron los primeros en entrar en Estrasburgo, apoyados por la infantería americana. Su campaña terminó en Alemania en Berchtesgaden, el 'nido de águila' de Hitler. Habiendo luchado en las calles de Barcelona, a través de los campos de batalla de España, de África del norte y de Francia se alzaron victoriosos en el último refugio del nazismo. En la película Soldado de Salamina, de David Trueba; con Ariadna Gil y Joan Dalmau, el personaje de Miralles recuerda a estos españoles republicanos que combatieron por todos los campos de batalla de España, Africa, Italia, Francia y Alemania de 1936 a 1945.

Los españoles resistentes, "maquis" o "guerrilleros .Para un componente importante del movimiento de la resistencia, la lucha armada contra el fascismo había comenzado no el 18 de junio de 1940 sino el 17 de julio de 1936. Es un hecho poco sabido que más de 60.000 exiliados españoles lucharon junto a la resistencia francesa, además de otros millares que desempeñaron servicios en las fuerzas regulares del ejército libre francés.

Como señaló Charles Tillon, dirigente de la Resistencia que posteriormente fue ministro del general De Gaulle, "más de 4.000 españoles estaban en la Resistencia en París". Muchos de ellos se encontraban participando en tareas de sabotaje en fábricas y en medios de transporte o interceptando un buen número de camiones que salían de la factoría fábrica de coches Panhard, lugar en el que los alemanes almacenaban los explosivos.

La presencia de este enorme cuerpo de exiliados, muchos de ellos endurecidos combatientes anti-fascistas, no puede ser subestimada. " La resistencia era el estado natural de los exiliados españoles en Francia. Para ellos el dilema francés sobre la lealtad a Petain era inexistente... ". Continuaban una guerra que había comenzado detrás de las barricadas en Barcelona, habían combatido ya a tropas alemanas e italianas en su propio país, y ahora debían hacer lo mismo en Francia.

Como Serge Ravanel de la resistencia francesa en el área de Toulouse reconoció: " durante la Guerra de España nuestros camaradas habían adquirido el conocimiento que nosotros no poseíamos; sabían hacer bombas; sabían montar emboscadas; tenían un conocimiento profundo de la técnica de la guerra de guerrillas ". Además de esta maestría se decía de los españoles que su valor era sin igual en combate y que no era cuestión hablar de traición o de deserción.
Los españoles, sobre todo activos en el sur y suroeste, se organizaban a sí mismos, aunque algunos individuos lucharon en unidades francesas. Las formaciones españolas fueron reconocidas como parte independiente pero integrante de la resistencia francesa dentro del C.N.R.

El momento crítico de la extensión de la resistencia vino en 1943 con una afluencia de nuevos reclutas que huían de los trabajos forzados. En junio de 1942 se publicó un decreto que requería trabajadores franceses para las fábricas alemanas. Esto fue ampliado en febrero de 1943 con la creación del Service du Travail Obligatoire (S.T.O.) para cubrir las demandas siempre crecientes exigidas por el ministerio de trabajo alemán. El S.T.O. fue resistido a todos los niveles y se convirtió en el ingrediente vital en la formación de grupos armados en el campo, los Maquis. Entre abril y diciembre de 1943, 150.000 trabajadores fueron liberados del S.T.O., y para junio de 1944 esta cifra se había inflado a más de 300.000.

Los españoles participaron en todos los tipos de acciones, pero habían advertido contra la creación de grupos grandes, para insurrecciones locales. Preferían como táctica viable pequeñas unidades móviles de 20-30 hombres - sabiendo bien desde la guerra contra Franco que tropas ligeramente armadas no podían entrar en la guerra convencional sin ayuda de la armas pesadas, artillería y apoyo aéreo.

Mientras que las guerrillas eran menos numerosas en el norte, entre abril y septiembre de 1943 se registraron unos 500 ataques de la resistencia, 278 contra ferrocarriles y otras de infraestructuras, matando a 950 alemanes e hiriendo a 1.890. En Normandía y Bretaña, los españoles volaron transformadores eléctricos, una estación de ferrocarril, cambios de agujas y de parte de un campo de aviación. Los combatientes españoles de la resistencia en París asesinaron al General von Schaumberg, comandante del Grand Paris y al General von Ritter que era responsable del reclutamiento de los trabajos forzados.

La eficacia de la campaña del guerrilla iba a hacer comentar a Eisenhower que el esfuerzo de la resistencia sobre el Día D valía el de 15 divisiones regulares completas de un ejército.

En el departamento de L'Ariege el 14 Cuerpo Español de Guerrillas desempeñó un papel determinante en desahuciar a los alemanes. Entre el 6 de junio y agosto de 1944 atacaron los convoyes alemanes y liberaron varias aldeas antes de tomar Foix, el Cuartel General de los Nazis de la zona. Una fuerte columna alemana intentó un contraataque pero fue cogida en una emboscada. A pesar de su superioridad logística fue cogida bajo el fuego de una ametralladora y 1.200 soldados se entregaron. Un papel clave dominante fue desempeñado por un solitario resistente que mantuvo su puesto mientras barría a los alemanes. Un combatiente de la resistencia recuerda a este hombre, "..disparando como loco ", y agrega, como si fuera una explicación, "... pero él era un español, un guerillero ". Los observadores aliados comentaban que los españoles eran " guerrilleros únicos".

Otros ejemplos de la contribución española incluyen al batallón anarquista Libertad que liberó Cahors y otras ciudades y la participación de 6.000 guerrilleros españoles en la liberación de Toulouse. Un notable choque ocurrió cuando los alemanes intentaban retirarse del área de Gard, siguiendo la caída de Marsella. Un grupo de 32 españoles y de 4 franceses abordó una columna alemana (que consiste en 1.300 hombres con 60 camiones, 6 tanques y 2 cañones autopropulsados), en la Madeiline, de agosto el 22 de 1944. El Maquis voló los puentes del camino y se colocaron estrategicamente en las colinas circundantes con ametralladoras. La batalla duró desde las 3.00 de la tarde hasta el mediodía del día siguiente. 3 Maquis fueron heridos, 110 alemanes muertos, 200 heridos y el resto entregado. ¡El comandante alemán se suicidó!

En Rennes, Bretaña, oeste de Francia , el 8 de junio de 1944, 32 resistentes de los cuales 9 españoles fueron ejecutados por los nazis. Hoy existe un "Square Pedro Flores" y un monumento que nos recuerda el sacrificio de estos "extranjeros", muertos para que Francia fuera libre.



Españoles que ayudaron contra el genocidio nazi

Tras la película "La lista de Schindler" (Steven Spielberg, 1993), se han encontrado muchas buenas personas que ayudaron a la humanidad a salvarse del holocausto. Aquí hay una relación de los españoles que participaron, y en el enlace está la lista por países.


Ángel Sanz Briz (1910 - 1980) fue un diplomático español. En 1944 contribuyó a salvar la vida de unos cinco mil judíos húngaros durante el Holocausto, proporcionando pasaportes españoles, en un principio a judíos que alegaban origen sefardí, y posteriormente, a cualquier judío perseguido. Por estos hechos, fue reconocido como Justo entre las Naciones.

Eduardo Propper de Callejón (1895 - 1972) fue un diplomático español. Mientras estuvo destacado en la embajada de París, prestó su ayuda para la huida de miles de judíos perseguidos durante la Segunda Guerra Mundial, desde la Francia ocupada hacia España, hechos por los que fue distinguido como Justo entre las Naciones en octubre de 2007.

Bernardo Rolland de Miota, diplomático español que, desde su posición de Cónsul General de España en París (1939-1943) evitó la confiscación de los bienes de un puñado de judíos sefarditas. Intercedió por 14 judíos españoles enviados al campo de Drancy y organizó la repatriación de otros 77, trabajo que terminó Alfonso Fiscowich. Su actuación en favor de los judíos provocó graves tensiones con las autoridades alemanas de la Francia ocupada y con el entonces Embajador de España, Félix de Lequerica.

José Rojas Moreno, fue un diplomático español que, desde su posición como Embajador de España en Bucarest (Rumanía) (1941-43) consiguió que se revocasen los decretos de expulsión dictados contra un grupo de judíos sefarditas y la promesa formal que, en el futuro, ninguno de ellos sería expulsado.

Miguel Ángel de Muguiro, diplomático español que, desde su lugar a la Embajada de España en Budapest (Hungría), contribuyó a la salvación de judíos perseguidos por el gobierno pro-alemán de Miklós Horthy. En un ambiente de pogromos, persecuciones por las calles y campos de tránsito organizados por los nazis húngaros de la Cruz Flechada para concentrar a los judíos antes de su envío a los campos de exterminio, Miguel Angel de Muguiro, como Encargado de negocios, escribió a Madrid escandalizado por los registros y las palizas que practicaban los miembros de las SS.

Sebastián Romero Radigales, fue un diplomático español que desde su lugar como Cónsul General de España en Atenas (1943-1944) organizó la repatriación por tierra, mar y aire de los judíos de origen sefardita. Ante las objeciones para su entrada en España, propuso Marruecos. Entre marzo y junio de 1943, 48.000 judíos de Salónica fueron deportados al campo de exterminio de Auschwitz-Birkenau. Romero Radigales actuó para intentar liberar a los deportados sefardíes. Saltándose a las autoridades alemanas, consiguió trasladar 150 sefardíes desde Salónica a Atenas.

Julio Palencia Tubau, fue un diplomático español que, desde su lugar como Ministro de la Embajada de España en Sofía (1940-1943) denunció la legislación antisemita del gobierno búlgaro - que afectaba a 50.000 judíos - y va a interceder ante Bulgaria y Alemania para proteger los derechos y bienes de 150 judíos sefardíes. Se enfrentó sin éxito con las autoridades nazis para evitar la ejecución del judío Leon Arie, los hijos del cual adoptó para que pudiesen salir del país y reencontrarse con su madre. El embajador de Alemania en Sofía calificó a Julio Palencia de «fanático anti-alemán» y «amigo de los judíos».

Juan Schwartz Díaz-Flores, diplomático español que, como Cónsul de España en Viena (Austria) contribuyó a la salvación de judíos perseguidos por los nazis.

José Ruiz Santaella, funcionario español del cuerpo diplomático. Como agregado en la embajada de Berlín en los años 1940, durante la Segunda Guerra Mundial, contribuyó, con la ayuda de su esposa Carmen Schrader, a salvar la vida de Gertrud Neumann, Ruth Arndt y Lina Arndt, perseguidas por su condición de judías por el Tercer Reich.




Revelaciones sobre el holocausto 14: Cónsules contra el genocidio
Eduardo Martín de Pozuelo

Fuente: La Vanguardia

Francia y Alemania fueron el brutal escenario del peor nazismo, al que diplomáticos españoles se enfrentaron incumpliendo las órdenes de su ministro para salvar a judíos | Rolland de Miota, cónsul español en Francia, expidió centenares de cartas de protección a judíos | Santaella, diplomático español en Berlín, salvó a una familia de judíos ocultándola en su casa berlinesa

El 12 de marzo pasado el Museo del Holocausto E de Jerusalén (Yad Vashem) concedió a título póstumo la calificación de Justo entre las Naciones al diplomático español Eduardo Propper de Callejón en reconocimiento por la ayuda que prestó a judíos que huían de los nazis. Los hijos de Propper, Felipe y Elena, recogieron una medalla y un diploma en una emotiva ceremonia celebrada en el Jardín de los Justos del Yad Vashem, una institución que en el 2007 recibió el premio Príncipe de Asturias de la Concordia. El caso de Propper de Callejón demuestra que los hechos relatados en el capítulo anterior sobre diplomáticos españoles que salvaron a judíos de las garras del nazismo no fueron episodios aislados.

La realidad es que otros diplomáticos franquistas no comulgaron con la barbarie nazi, sino que se enfrentaron a ella con los medios a su alcance. Así sucedió en la peligrosa Francia colaboracionista e incluso en la Alemania de Hitler. En 1940 había en Francia unos 300.000 judíos, muchos huidos de la persecución nazi, que se agolparon en los consulados neutrales en busca de protección. En ese marco hubo tres españoles que destacaron por su labor humanitaria sin duda a título personal. Fueron el Eduardo Propper de primer secretario de la embajada de España en Francia; Bernardo Rolland de Miota, cónsul general en París, y Alfonso Fiscowich, su sucesor.

Cronológicamente, el primero que actuó en París fue el cónsul Bernardo Rolland de Miota, que en octubre de 1940 - con la capital francesa ocupada desde junio- informó al ministro español de Asuntos Exteriores, Ramón Serrano Súñer, acerca de las medidas antijudías adoptadas por los franceses. Estas disposiciones antisemitas se publicaron en el llamado Statut des Juifs (estatuto de los judíos) que afectaba a los dos mil sefardíes residentes en París, de los que Rolland de Miota se sentía responsable. A Serrano Súñer, cuñado de Franco, no le gustó nada la postura del diplomático, a quien ordenó que tomara una actitud pasiva, alegando que España no podía interferir en las decisiones de otro Estado. Sin embargo, Rolland de Miota desobedeció y siguió a su conciencia, expidiendo centenares de cartas de protección hasta lograr que parte de los sefardíes fueran excluidos del Statut des Juifs. Para justificar su actitud ante los franceses y ante Serrano Súñer, Rolland argumentó que en España no existía ningún estatuto sobre judíos y que por tanto un Estado extranjero o una autoridad extranjera no podían clasificar a los españoles.

En resumen, Bernardo Rolland de Miota no compartió el criterio del pronazi Serrano Súñer, de modo que, basándose en el registro de ciudadanos para el establecimiento de la nacionalidad española creado por Primo de Rivera en 1924, trató de proporcionársela a los sefarditas que no estaban inscritos en el citado registro. Aun así, Serrano insistió en la política de pasividad, a la que Rolland de Miota dio la vuelta, defendiendo los bienes judíos que iban a ser confiscados. Lo que hizo fue ponerlos bajo custodia de administradores españoles, de modo que a la Francia de Pétain le fue difícil aplicarles el Statut des Juifs.Sobre estos trámites hay papeles ahora desclasificados que muestran la insistencia y tenacidad con que este cónsul y su sucesor, Alfonso Fiscowich, abordaron la salvación de los perseguidos.

Así, en agosto de 1941 hubo en París una redada en la que fueron detenidos siete mil judíos. El cónsul español hizo lo que pudo y salvó a unas cuantas familias que ya estaban internadas en el campo de concentración de Drancy. Su labor prosiguió hasta 1943, cuando fue sustituido por Alfonso Fiscowich, quien culminó los trámites de salvación para casi cien personas que había iniciado Rolland de Miota. Luego Fiscowich continuó con la repatriación de los judíos españoles en contra de la política general marcada por el ministerio.

Eduardo Propper también actuó en favor de los judíos desde Burdeos. Cuando las tropas nazis entraron en Francia y se cerró temporalmente la embajada de España en París, Propper marchó con su familia a Burdeos, donde se encontró el consulado español rodeado de miles de personas que trataban de conseguir un visado para huir. Propper pasó una semana firmando visados a todo aquel que lo necesitaba, en contra de las órdenes dictadas por el Ministerio de Exteriores. Su actuación le supuso un castigo profesional. En febrero de 1941, Serrano Súñer lo degradó trasladándolo a Larache (Marruecos). Nunca llegó a embajador.

Pero había un lugar donde a priori parecía imposible adoptar una actitud favorable a los judíos, y este era la Alemania de Hitler. Sin embargo, en pleno Reich, José Ruiz Santaella, agregado a la embajada de España en Berlín en 1944, y su esposa, Carmen Schrader, se ganaron el honor de ser reconocidos mundialmente como héroes por ocultar y salvar a tres mujeres judías, empleándolas como servicio doméstico en su casa.

Corría marzo de 1944 cuando José Ruiz Santaella, ingeniero agrónomo, fue nombrado agregado en la embajada de España en Alemania y se instaló con sus cuatro hijos en una finca sita en Diedersdorf. Su talante cristiano opuesto al de los nazis hizo que los Santaella se ganaran la confianza de Gertrud Neumann, una judía alemana que hasta entonces ocultaba su condición y a la que contrataron como costurera, protegiéndola de los nazis. Entonces Gertrud les explicó que en Berlín había más judíos escondidos y les presentó a la familia Arndt, que también sobrevivía en la clandestinidad. La solución que hallaron los Santaella fue contratarlos a su servicio y ocultarlos en su casa. Para ello fueron a buscarlos a su escondite con el coche diplomático. De este modo la joven Ruth Arndt pasó a ser la niñera de sus cuatro hijos y su madre, Lina Arndt, la cocinera. El doctor Arndt, el padre, siguió oculto y los Santaella le suministraron ayuda y comida. Como medida adicional de precaución para que no fueran descubiertos, Santaella cambió los nombres de las Arndt. Así, Ruth pasó a llamarse Neu y su madre, señora Werner. Las tres mujeres recibieron un sueldo por su trabajo, además de la protección de los Santaella.

Así se mantuvo la situación hasta septiembre de 1944, cuando, ante el avance de los aliados, el Ministerio de Asuntos Exteriores trasladó a Santaella a Suiza. Aunque lo intentaron, no lograron llevarse consigo a sus protegidos, pero siguieron ocupándose de la suerte de las tres mujeres, a las que enviaron paquetes de alimentos a través de un funcionario de la embajada en Berlín. La relación entre todos ellos continuó después de finalizada la Segunda Guerra Mundial, especialmente cuando los Arndt lograron instalarse en Estados Unidos en 1946. El 13 de octubre de 1988, el matrimonio Santaella fue declarado por el Yad Vashem Justo entre las Naciones.

Enlace: http://www.raoulwallenberg.net/?es/prensa/revelaciones-holocausto-14.4871.htm

El genocidio nazi



Magnífica presentación del profesor Francisco Ayén sobre el genocidio nazi cometido en la Segunda Guerra Mundial.

El primer tren que partió de Europa Occidental hacia un campo de exterminio nazi llevaba a bordo a 927 españoles

DEL CONVOY DE LOS 927
Documental de Documentos TV (La 2 de RTVE)

Con motivo del sexagésimo aniversario del fin de la Segunda Guerra Mundial y la liberación de los prisioneros de los campos de concentración, el programa “Documentos TV”, dirigido y presentado por Pedro Erquicia dedica el reportaje “El convoy de los 927” a los españoles que vivieron y murieron en Mauthausen
El 5 de mayo de 1945 las tropas aliadas liberaban a los prisioneros del campo de concentración de Mauthausen, en Austria. En ese campo es donde los nazis dieron muerte a casi 150.000 prisioneros, de los que 409 eran españoles. Este es el punto de partida del documental “El convoy de los 927” con guión de Montse Armengou y realización de Ricard Belis, que emite “Documentos TV.

EL INICIO DEL HORROR

Acabada la Guerra Civil española, 24 de agosto de 1940 un tren con 927 refugiados españoles salía de la estación de Angulema, en la región francesa de la Charente. Las tropas alemanas de Hitler habían conseguido dividir en dos a Francia. Los refugiados creían que los llevaban a la zona no ocupada, pero pronto se dieron cuenta de que iban hacia el Norte. Cuatro días más tarde llegaron al pueblo de Mauthausen, en Austria.
Una vez que el convoy llegó a Mauthausen, los soldados alemanes obligaron a bajarse a los varones mayores de 13 años. Del tren bajaron 470 que fueron recluidas en el campo, de ellas murieron 409.

REVIVIENDO EL HORROR

“Documentos TV” revive esta dramática historia que ha quedado velada bajo el olvido y el silencio generalizado que envuelven a las víctimas del franquismo. Los pocos que se salvaron no pudieron volver a la España de Franco o lo tuvieron que hacer en silencio.
“El convoy de los 927” recoge el testimonio de una treintena de supervivientes, tanto de los que acabaron en Mauthausen como los que regresaron a España, así como de refugiados que no llegaron a subir al tren en Angulema.

Félix Quesada, uno de los supervivientes declara compungido: “Al llegar a Mauthausen, Frank Ziereis, el director del campo, nos dijo a todos los que estábamos allí que no saldríamos por la puerta, que saldríamos por la chimenea del crematorio”.

Los españoles deportados desde Angulema fueron los primeros en llegar al campo de concentración. Fueron los primeros en sufrir las consecuencias de la ira de los nazis, en un momento en que ni los judíos ni los rusos habían llegado todavía para ser objeto de su locura exterminadora. Este convoy fue el primer tren de deportados de toda Europa occidental, cargado con familias enteras con destino a un campo de exterminio nazi, a los que se les consideró “apátridas”. Esto se produce cuando Ramón Serrano Súñer, el ministro de Exteriores de Franco, decide desentenderse de ellos. Los documentos encontrados prueban que las autoridades nazis preguntaron a sus homólogos españoles qué debían hacer con los “dos mil rojos españoles de Angulema”. El Gobierno de Franco nunca se molestó en ocuparse de este asunto y ni siquiera contestó.

Para la realización de este documental, rodado en Francia, Austria y España, se ha consultado y utilizado fondos documentales de 21 archivos españoles, europeos y norteamericanos.

EL CONOY DE LOS 927

El 24 de agosto de 1940 un tren con 927 refugiados españoles- muchos de ellos catalanes- salía de la estación de Angouleme, en la región francesa de la Charente. Las tropas alemanas de Hitler acababan de dividir Francia en dos, y los refugiados creían que los llevaban a la zona no ocupada. Pero pronto se dieron cuenta de que iban hacia el norte. Cuatro días más tarde, llegaron al pueblo de Mauthausen. No les sonaba de nada el nombre de un campo de concentración que, en unos años, sería uno de los símbolos del holocausto y el exterminio. En aquel lugar se produjo una dramática separación: los soldados alemanes obligaron a apearse a los hombres, a partir de los 13 años de edad, sin importa que se tratara de ancianos o niños. Era el inicio de la tragedia.

470 personas quedaron prisioneras en el campo de Mauthausen. De éstas, el 87 por ciento murieron. Los 457 restantes, mujeres y niños pequeños, iniciaron un largo recorrido de vuelta. A la desesperación de ver como los hombres habían sido arrancados de sus brazos se añadía la incertidumbre de no conocer su destino final. La parada en un campo de concentración femenino- que podría haber sido Ravensbrück- hacía temer lo peor. Finalmente, y después de 18 días de viaje en condiciones infames, las mujeres y los niños fueron devueltos a la España de Franco, el lugar del que habían huido al acabar la Guerra Civil. Allí les espera prisión, persecución y la angustia de no poder saber de sus familiares dejados en Mauthausen.

Los españoles fueron los primeros en llegar al campo de concentración. De hecho podría decirse que ellos lo construyeron. Y también fueron los primeros de sufrir las consecuencias de la ira de los nazis: en un momento en que ni los judíos ni los rusos habían llegado todavía para ser objeto de su locura exterminadora. Pero los que sobrevivieron no callaron. Los más jóvenes de este convoy formarían parte del comando de los "Poschacer"; piezas clave para sacar al exterior los clichés y fotografías de Francesc Boix, que fueron aportadas como pruebas fundamentales de las crueldades de los nazis en el juicio de Nuremberg.

Este convoy fue el primer tren de deportados de toda Europa occidental, cargado con familias enteras con destinación a un campo de exterminio nazi. Población civil, refugiados en estado puro, que serían considerados "apátridas" cuando el ministro de Franco, Ramon Serrano Suñer decidió desatenderse de ellos. La documentación encontrada prueba que, en cuatro ocasiones, las autoridades nazis preguntaron a sus homólogos españoles que debían hacer con los "dos mil rojos españoles de Angouleme". No se molestaron nunca en contestar, a pesar que sabían que la mitad de los pasajeros fueron a parar a Mauthausen. Algunos documentos tienen una nota manuscrita al margen en la que se pide que se archive el asunto, "puesto que no parece oportuno hacer nada al respecto". La historia de este convoy ha quedado escondida bajo el olvido y el silencio generalizado que envuelve a las víctimas del franquismo. Además, la potencia del recuerdo de colectivos como el judío, ha acabado de arrinconar la tragedia de estos españoles que murieron en los campos de concentración alemanes.

Los pocos que se salvaron, no pudieron volver a la España de Franco o lo tuvieron que hacer callando. Tal vez en este silencio y en este olvido podemos encontrar una explicación en los brotes neonazi y fascistas cada día más frecuentes. A lo mejor, el hecho que no haya ningún monumento en homenaje a estos compatriotas nos tendría que hacer temer que se cumpla aquello que dice que quien no conoce su historia, corre el riesgo de repetirla.

El reportaje ha recopilado los testimonios de una treintena de supervivientes del convoy, tanto de los que terminaron en Mauthausen, como los que volvieron a España, así como de refugiados en Angouleme que se salvaron de subir al tren. El rodaje se ha hecho en Francia, Austria y España y se han consultado una veintena de archivos españoles, europeos y norte-americanos.


También se hace necesaria la visita a la web que revisa todo el genocidio nazi: http://www.memoriales.net/



Documental de "Documentos TV" en youtube.com:













Enlace youtube: http://www.youtube.com/results?search_query=el+convoy+de+los+927&search_type=&aq=f